Continuamos con la historia del cannabis tal y como os prometimos en nuestros anteriores posts (El origen y Primeros cruces de variedades). Ahora nos centramos en los años setenta y la situación holandesa. Esperamos que disfrutéis leyendolo.
Desde mediados de los años setenta el consumo de drogas en Holanda se había ido incrementando. En Ámsterdam se abrió el Afrikaanse Druk Store, donde vendían también plantas de cannabis a un precio muy bajo, aparte de marihuana. La tolerancia frente a la marihuana estaba extendida hasta tal punto que en 1975 el parlamento introdujo la política de tolerancia con las drogas blandas, permitiendo su uso en centros de juventud para comprar, vender y consumir cannabis.
En 1973 Wernard Bruining junto con un grupo de amigos fundó el primer coffeshop moderno, donde vendían hachís importado. Todo parecía que iba perfectamente, hasta que en 1978 un incendio destruyó el local y Wernard decidió irse a EEUU en lugar de reconstruirlo. Allí conoció entre otros a Old Ed, quien cultivaba cogollos sin semilla de alta potencia. Wernard comenzó a importar entonces ése tipo de cogollos a Estados Unidos y en 1980 fundó Lowlands Seed Company, el primer banco de semillas europeo donde se vendían variedades americanas y otros cruces para cultivadores de cannabis. Los productos obtenidos no eran muy fuertes puesto que las Sativas de floración lenta eran incapaces de madurar en el frío clima de Holanda.
A finales de los ochenta la importación de hachís fue desbancada por la producción un tipo de marihuana cuya calidad y potencia aumentaban progresivamente en Holanda.
En 1984 apareció el que se convertiría más adelante en el “Rey del Cannabis”: Neville Schoenmaker, un australiano de familia holandesa, enganchado a la heroína. Neville llegó a Holanda huyendo de la policía por traficar con marihuana. Allí decidió apuntarse a un programa de metadona, sin obtener éxito. Únicamente logró desengancharse una vez se mudó a uno de los barrios con mayor cantidad de heroinómanos holandeses. Tras este duro periodo, un programa de ayuda estatal para reinserción de adictos, concedió a Neville una subvención para montar un cultivo de cannabis en interior, ayudándole así a empezar un nuevo negocio que consistía en el cultivo de fluorescentes y siembra de semillas de baja calidad provenientes de México, Nigeria y Colombia. Al no vender demasiado, decidió comenzar a hacer aceite de cannabis con éter de petróleo, un disolvente extremadamente inflamable. Su negocio fue a la ruina por culpa de una chispa que provocó un incendió y terminó con todo.
En 1984 Neville fue el primero en anunciar su banco de semillas, The Seed Bank, en la revista High Times, lo que le permitió vender semillas internacionalmente. Esto parecía ser un buen augurio, dado que al principio empezaron a llegar pedidos poco a poco. Al incrementarse la demanda Neville tuvo que ir a Pakistán para lograr que le vendieran mayores cantidades de marihuana. Esto supuso un incremento de beneficios impensable para él y la revista High Times publicó un artículo sobre él, su negocio y la fortuna que estaba amasando. Neville era entonces un gran intuitivo y veía ya la posibilidad de desarrollar variedades psicoactivas y con características revolucionarias para la época, como el desarrollo de una marihuana potente capaz de vivir en exterior e interior y con una maduración de dos meses sin superar los sesenta centímetros de altura.
Fuente: www.cannabis.info